Domuyo 2009

 

AUTOR: Mario Mazzeo

LUGAR: Domuyo
PROVINCIA/PAIS:
Neuquén, Argentina
FECHA:
Enero 2009

 

Viernes 2 de Enero

Luego de pasar unos días con la familia en la playa, salimos de Miramar quien escribe este relato (Mario Mazzeo) junto a  Germán Di Battista llegando a la tardecita a Cipoletti a lo de Alejandra, una amiga que vive allá hace unos años. Cenamos, vimos Zeitgeist (yo nunca había sentido ni nombrar esos documentales) y charlamos hasta las 3 a.m., horario en que llegó Nicolás Bourlot de Santa. Fe. Como la casa estaba completa por familiares que también estaban de visita, dormimos en el piso directamente con los aislantes y cubiertos por una densa capa de mosquitos que nos picaron hasta en el cuero cabelludo. Esa noche dormí poco y mal.

Sábado 3

A eso de las 9 partimos hacia Andacollo llegando el mismo día a la tarde. Apenas tocamos el ripio que va de Chos Malal a Andacollo pinchamos una cubierta y desde ese momento empezamos a comportarnos como un equipo (aunque hay versiones que dicen que uno de los integrantes ni se ensució) y rápidamente fue cambiada sin mayor problema.

Ya en Andacollo llamé a Claudio Herrera con quién había quedado de palabra para que nos llevara hasta el playón. Vino a nuestra cabaña y coordinamos para que el Domingo 4 a las 9 am nos pasara a buscar en su Nissan Frontier 4x4 mod. 2007.

Nos hospedamos en una de las cabañas de la Hostería Andacollo y dado que ésta cuenta con 1 habitación con una cama matrimonial y otra con 2 camas comunes tuvimos que disputarnos la matrimonial. Decidimos arreglarlo todo bien a lo macho, osea con un mano a mano de piedra, papel o tijera del cual me corone campeón absoluto.

Pasamos lo que quedaba de tarde arreglando la pinchadura, haciendo compras de último momento, disfrutando del paisaje de nuestra cabaña, ordenando el equipo y bardeando sobre quién se lleva esto o aquello del equipo común. Esa noche pese a tener la mejor cama también dormí muy mal, creo que tan solo dormité 3 o 4 horas.

Domingo 4

Arriba a las 8. A las 9 llegó Claudio pero entre pito y flauta y como todavía faltaba hacer unas compras de súper último momento, terminamos saliendo a las 10. El camino es muy hermoso pero en algunas partes bastante complicado para mi Golf 96 así que a los pocos km. ya estábamos totalmente convencidos de que contratar a alguien para que te lleve había sido un gran acierto. Paramos en Varvarco para registrarnos y pedir frecuencias de VHF y a las 13:30 ya estábamos en el playón. Quedamos con Claudio que nos pasaría a buscar el Jueves a las 16 hs. y comenzamos a caminar a eso de las 13:45 (tarde para mi gusto) no sin antes hacer una prueba de equipo con las frecuencias que nos habían dado en Varvarco, pero nadie contestó.

La idea era caminar unos metros hasta el puesto donde están las mulas porteadoras, pero como la ley de Murphy ordena, éstas no estaban ahí sino que nos enteraríamos días más tarde que justo ese día habían bajado junto a sus dueños hasta Varvarco a buscar alimentos y demás. Y buehhh….. a apechugar y cargar con todo, que la verdad……pesaba demasiado. Pasamos las mellizas y continuamos caminando bien pegado a la orilla (ese dato entre otros me lo pasó mi Facebuamigo Andrés E., gracias Andrés). Seguimos subiendo, paramos 2 veces para descansar de las mochilas, hidratar y comer alguna barrita y unos picantes sándwiches de salame y queso Andacollenses de dudosa calidad que fueron repetidos por todos por varios días. La 3° parada la hicimos en una de las lagunas del fondo y fue más que nada para abrigarnos ya que se había nublado bastante. A esta altura ya habíamos decidido meterle pata porque era tarde y el clima se estaba poniendo espeso.

Llegamos al CB a las 18:15 y derecho a armar la carpa y buscar agua. La logística del agua en el CB resultó muy fácil gracias a un bidón plegable que se le ocurrió comprar a Ger antes de salir. Este permite cargar hasta 20 litros, tiene 2 manijas, una canillita y no pesa casi nada ya que al ser de plástico se vacía y se pliega. Esto le permite a uno ir a cargar agua solamente 1 o 2 veces al día. Para nosotros fue un excelente descubrimiento.

Probamos nuevamente tratar de modular con alguien por el VHF, pero nada.

En el CB había unas 3 o 4 carpas juntas de una expedición que había hecho cumbre ese mismo día a las 13 hs. Bajaron a eso de las 16.30 y a las 20 ya estaban todos durmiendo, por eso solo intercambiamos algunas palabras al otro día a la mañana, antes que emprendieran su regreso. A las 2 horas de llegar al CB llegaron también 2 muchachos de Bs. As. (de ahora en más “h.s.”), los cuales por su forma de manejarse parecían (cosa que se confirmaría luego) bastante inexpertos. En un momento uno se acerca hacia nuestra carpa y pregunta: “Che, ¿cómo hicieron para estacar la carpa al piso?”.  Para cuando se dio cuenta que todo era una gran roca ya había hecho pelota un par de estacas. Los ayudamos a poner los vientos a unas piedras de su pirca y les prestamos un par de cordines ya que su carpa no tenía la cantidad de vientos suficientes. No digo que todos deban ir a la montaña con la mejor carpa pero con esa, si soplaba un poquito más de la cuenta iban a flamear con carpa y todo hasta Chos Malal.

Al rato de llegar, Nico comenzó a tener un fuerte dolor de cabeza seguido por nauseas así que derecho a la carpa a descansar e hidratar y el resto a ordenar todo y preparar la cena, que esa noche serían unos capelitinis con mucho queso rallado. Nuestra idea era al día siguiente desarmar todo y mudarnos al C1 (3800) pero comenzamos a analizar el quedarnos todo el día aclimatando en el CB.

Al atardecer Ger se encargó de armar un hornito con piedras para dentro prender unos inciensos, que según un rito Mapuche traen buenos augurios al montañista. Estos inciensos nos los habían regalado Ale y el Pala quienes a su vez habían escuchado la leyenda de una amiga Mapuche. Esto había que hacerlo todos los atardeceres, y así fue.

Luego de cenar (Nico no probó bocado) sacamos algunas fotos y boludeo nocturno previo nos acostamos ya pasadas las 22 hs. A esta altura yo también comencé con un pequeño dolor de cabeza que se intensificó durante la noche, dejándome prácticamente sin posibilidad de pegar un ojo pero por suerte sin nauseas ni ningún otra cosa. Otro día casi sin dormir y van……..

Lunes 5

Nico amaneció en perfecto estado y yo maso, así que decidimos quedarnos todo el día en el CB e intentar cumbre directamente desde ahí al otro día, aunque la pateada fuera más larga. El solo hecho de saber que iríamos bien livianos nos reconfortaba.

Desayunamos, buscamos agua y charlamos un rato con nuestros vecinos (el grupo grande que ya había hecho cumbre) sobre la ruta a seguir y sobre el C1. Nos dijeron que allá arriba se vuela todo y que no valía la pena ir con todo el peso para intentar armar campamento allá. Por suerte ya habíamos decidido lo mismo. En la charla también participaron “h.s.” con preguntas de lo más desopilantes, que a esta altura ya no eran tan graciosas.

Como Ger también se sentía bien fue tarea de mis compañeros armar el almuerzo, mientras yo me dedicaba a descansar e hidratar para tratar de mitigar el dolor de cabeza.

Mientras almorzábamos aparecieron del valle 2 muchachos y una chica quienes pensamos que irían a armar campamento del otro lado de la laguna pero para nuestra sorpresa y sin siquiera sacarse las mochilas encararon el filo que lleva al C1 y nunca mas los volvimos a ver. La verdad, no conozco a nadie que le haya pegado derecho del playón al C1, pero buehhhh……ellos sabrán.

Luego del almuerzo decidimos ir hasta un manchón que hay ahí nomás para probar los grampones, piquetas y unas terribles botas doblas nuevitas que había traído Ger. Junto con nosotros decidimos llevar a “h.s.” pero solo uno de ellos quiso venir y arriba trajo unos grampones automáticos q le habían prestado, los cuales quería poner a sus zapatillas ¿?? y por supuesto no sabía cómo. Cuestión, que entre Nico y Ger le adaptaron un cordín para que los usara como si fueran a cinta pero quedaron medio mirame y no me toques. Acto seguido los empezamos a consultar sobre el resto del equipo que habían traído y la verdad, no lo podíamos creer. De hecho es tal la paradoja que ellos tampoco podían creer todo lo que nosotros habíamos llevado. Por un lado pensaba “que peligro, estos pibes están re locos” y por otro decía “y buehh, capaz que tengan razón y será por eso que me duele tanto la cabeza y la espalda, ja, ja”. Cuestión, que los 2 estaban en zapatillas comunes, solo tenían un polar c/u   (pensaban ponerse 2 o 3 remeras como abrigo ¿??) y solo uno tenía campera y era una campera muuuy de ciudad con el logo de un club de autos. La verdad que eran re macanudos los flacos pero de montañismo poco y de querer subir así, la iban a pasar muy mal. Empezamos entonces a tratar de aconsejarlos para que no intentaran cumbre haciendo hincapié en su seguridad (y por supuesto la nuestra) ya que nos habían pedido permiso para seguirnos de lejos. Quedamos en que nos despertaríamos a las 2 am, como para estar listos para salir a las 3:30 y que ellos verían si continuar o no.

Luego de jugar un rato en el manchón y de practicar técnicas de auto-detención me fui a la carpa a ver si podía dormir un rato (a esta altura el dolor de cabeza ya había desaparecido casi por completo) y los chicos se fueron a explorar un poco las sendas cercanas, ya que nos tocaría hacerlas de noche.  Traté y traté y traté pero no logré conciliar el sueño así que descansé como 1 hora y después me levanté a ordenar un poco el campamento y a hacerles jugo y te para cuándo bajaran.

Cuando volvieron nos ocupamos de armar (o mejor dicho desarmar) las mochilas y poner dentro solo lo esencial para el intento de cumbre. La idea era acostarse temprano ya que el reloj sonaría a las 2 am, pero como siempre nos colgamos y recién a las 22 estábamos con las linternas apagadas y en las bolsas. Una vez más, di vueltas en mi bolsa y de lo último que me acuerdo es de ver en mi reloj que eran las 00.12.

Martes 6

La alarma sonó a las 2 am y yo (por suerte) pude dormir 2 horas. La verdad que debería de estar pasado de rosca porque no estaba tan cansado. De a poquito nos levantamos, desayunamos te y café con galletitas, cargamos el termo con té caliente y nos abrigamos bastante, ya que si bien a esa hora y altura soplaba relativamente poco, estaba bastante fresco.

A eso de las 3:30 aparecieron nuestros amigos y recién al ver nuestros equipos tomaron conciencia de la locura que estaban por emprender. Ya eran las 3:50, a punto de salir y uno de los muchachos dice:

“Che, ¿ustedes tienen frío porque yo ya no puedo más?”

Nico respondió:

“No, y si ya tenés frío no sabes la que te espera más arriba. Pensá que de acá en adelante todo es para peor. Posta loco, es peligroso subir así”

Por suerte en ese instante pensaron claramente, nos desearon suerte y prometieron quedarse hueveando en el CB, y así fue.

Arrancamos entonces a las 4 am solo nosotros 3, encarando no por el zig-zag que se ve que se monta violenta y claramente al filo por detrás de la vertiente de agua (error), sino por el sendero que sube al costado de las numerosas pircas al N de la laguna. Al rato de andar ya habíamos perdido el sendero y como la noche era bien cerrada y no se veía un katzo tuvimos que encarar el acarreo de frente para poder subirnos a lo que pensábamos era el filo que llevaba para el C1. De a poco pero no sin esfuerzo llegamos al filo que no sé como fue a parar tan lejos y guiados por el GPS encaminamos nuestra marcha, esta vez si con buen rumbo.

Cerca de las 6 am, ya el viento se estaba pasando de molesto a molestísimo y se veían (aunque todavía no había amanecido) bastantes nubes en el cielo. Buscamos entonces pasar hacia el lado E del filo para tratar de evitar el viento de frente que era muy intenso y frío. En unas piedras que sobresalían encontramos reparo. Tomamos un poco de té caliente y comimos unas barritas. Había muchas ganas y queríamos seguir. Ya con algo de claridad fue mucho más fácil hallar el sendero y por él seguimos subiendo hasta las 7 am, hora en la que llegamos al C1. Nuevamente tomamos te, jugo y barritas. Esta vez refugiados en las pircas,  charlamos sobre el plan a seguir porque ahora si que el viento estaba jodido. Buscamos rastros de los 3 locos que se habían pasado por alto el CB, pero nada. Tratamos nuevamente pero sin éxito de modular con alguien por el VHF. Nos fijamos los celulares porque yo había leído en algunos relato que desde el C1 hay señal, pero nada. La cosa ya no se veía muy bien, sobre todo por el viento y en especial por las nubes que cada vez eran más y ahora habían tapado la cumbre por completo. Como era temprano y de tiempo veníamos muy bien decidimos seguir al menos hasta los 4000 en donde comienza el primer neve. Hacia allá partimos pero cada 3 pasos teníamos que agacharnos porque sino las ráfagas nos tiraban como si fuéramos marionetas o pesáramos 2 kilos. En un momento el viento era tal, que levantábamos un bastón del piso y no podíamos apoyarlo donde queríamos sino que flameaba hasta que más o menos lo apoyábamos a unos 30 cm. del lugar elegido. De esta forma (y por suerte y aunque el viento trató ninguno se cayó) en 1 hora más llegamos a unas rocas que nos sirvieron de reparo cerca de los 4000 m. justo detrás de una gran pirámide que se ve desde el CB.  Eran las 8 y ya había amanecido pero el sol todavía no nos calentaba porque casi todo el tiempo se tapaba con unas nubes molestas que iban y venían. En este último trayecto me di cuenta que había perdido sensibilidad en algunos dedos de una mano y en la nariz. Nico también comentó que le pasaba lo mismo con uno de sus pies y la nariz y Ger estaba con bastante frío al igual que nosotros pero sin ninguna otra molestia más que en la cara. Tomamos lo que quedaba de té caliente y tratamos de tomar jugo de una botella de 1 y ½ litros que llevaba en la parte de afuera de la mochila  pero cuando la saqué me di cuenta que se había congelado casi por completo. No se por que motivo misterioso se congeló de adentro hacia afuera como cuándo uno se olvida una  botella en el freezer y al sacarla se va descongelando de a poco y queda un gran cubito redondo en el medio con líquido que le pasa por los costados. Nuevamente probamos VHF y nada, celulares y nada. Miramos hacia dónde seguía el sendero y ahora si, este iba inevitablemente por el lado más expuesto al viento. Por la hora, este todavía estaba a la sombra y no se le veían uñas de guitarrero al sol como para ponerse las pilas y ayudarnos. Sumado a esto recordamos que (y yo lo había leído en algún relato también) el grupo que había hecho cumbre el día anterior nos había dicho, que si llegas al primer nevé y la cumbre se tapa, bajáte porque una vez ahí y con los grampones  puestos es más complicado pegarse la vuelta. Así fue entonces que analizamos todo junto y decidimos que ese no era el día para nosotros. Aunque esperáramos un rato tras el reparo y las nubes se fueran, el viento no nos dejaría subir o al menos no, subir relativamente seguros. De hecho, de seguir avanzando, en la cumbre tendríamos que arrastrarnos. Punto al GPS, foto (con la única cámara que todavía no había muerto por el frío), trago al Nalgene (que con la protección esa que venden se la bancó bastante bien) y para abajo. Bajar no fue tan fácil ya que el viento (ahora pegaba de espaldas) nos hacía tener que apoyarnos con el pecho en los bastones cuándo venían las ráfagas más fuertes para no perder estabilidad y terminar bajando rodando. A poco de comenzado a bajar, Nico empezó a sentirse no muy bien a causa de una mezcla entre altura y frío.

Paramos varias veces para descansar, sacar fotos, filmar (por suerte fui precavido y llevaba pilas de recambio) y huevear ya que era muy temprano y teníamos todo el día por delante. A eso de los 3300 m. Nico ya estaba casi repuesto. Bajamos tomando puntos en los GPS y nos dimos cuenta que hay un punto en el que confluyen todos los senderos que salen del CB y ahí uno puede optar por que lado del filo ir, dependiendo del viento reinante. Ese weypoint nos hubiera sido de mucha ayuda de noche o al menos hubiera hecho las cosas un poco más agradables. Pero bueno, para que va uno a la montaña si no es a aprender.

Pocos metros antes de llegar al CB nos percatamos que nuestros amigos “h.s.” ya no estaban y al llegar a nuestra carpa encontramos una botella de Sprite llena de whisky y una nota en agradecimiento por los consejos y felicitaciones por una cumbre que nunca alcanzamos. Macanudos los muchachos.

Nos sacamos las botas y los cubre pantalones, comimos y bebimos algo. Al rato almorzamos y nos fuimos a dormir una tremenda siesta. Al fin esta vez si pude dormir.

Ya descansado y contento por haber podido dormir nos levantamos y nos fuimos a curiosear al refugio y a una lagunita con bastante hielo que está detrás de este. Se charló sobre lo que haríamos el próximo día. Quedamos en bajar hasta el playón a ver si de casualidad enganchábamos alguna camioneta para que nos lleve hasta Andacollo (donde habíamos dejado el auto) y así poder retornar a nuestros hogares 1 día antes. De no encontrar a nadie vivaquearíamos o acamparíamos en el playón hasta el otro día a las 16, hora en que nos pasaría a buscar nuestra camioneta. Salvo Germán, no había pilas para otro intento de cumbre desde el CB. Nico porque estaba muy cansado físicamente y yo (si bien físicamente me sentía bastante bien) porque era la primera vez que me separaba tantos días de mi hija y me pesaba bastante el estar incomunicado. Yo sabía que este tema era una gran parte de mi desafío personal en este viaje pero no pensé que me fuera a afectar tanto. Creo que mi error fue el haber elegido esta montaña con tantos días de acercamiento en vehículo e incomunicación en este momento de mi vida. Tal vez debería haber ido a Vallecitos pero buehhh, como ya dije antes para que va uno a la montaña si no es a aprender. Ahora a apechugar que falta mucho todavía para volver.

Esa noche cenamos opíparamente y disfrutamos de ser los únicos en toda la montaña, a excepción claro está de esos tres que vimos pasar cual rayo y de los cuales no encontramos rastros en ningún campamento de altura. Vaya uno a saber por dónde andarán.

Miércoles 7

El reloj sonó a las 9 y el día estaba inmejorable, completamente sin viento y ni una sola nube. Hasta nos dio lástima no haber planeado las cosas de otra forma pero a esa hora ya estaba todo dicho. Muy tranquilos desayunamos, ordenamos el equipo como para que volviera a entrar en las mochilas, redistribuimos la comida y desarmamos el campamento con la esperanza de no tener que volver a armarlo más abajo. Bajamos muuuy despacio, parte porque veníamos disfrutando del camino y parte porque las mochilas no estaban mucho más livianas que a la ida. Luego de pasar por las mellizas (a la vuelta es mucho más difícil ya que son bastante más empinadas y hasta hay que sacarse las mochilas y hacer un pasamanos para no terminar chapoteando en el Covunco) llegamos a la casita dónde vive la gente que hace porteos en mula y por supuesto allí estaban esperándonos justo ahora que no las necesitábamos. Pasamos junto a las mulas,  mentalmente les rajé una puteada y luego fuimos derechito hasta el playón.

 El único vehículo que allí estaba era una Lada Niva que suponemos era de los tres que vimos pasar y nunca más. Acto seguido encomendamos a Ger a que subiera a una loma a ver si lográbamos modular con alguien con el VHF o al menos tener algo de señal en los celulares para así poder avisarle a Claudio sobre nuestro cambio de planes. Con Nico nos quedamos en el playón armando la carpa porque se venía (ahora si) una tormenta horrible. Al rato bajó Ger sin mayores noticias salvo que había logrado escuchar en el VHF a dos médicos hablando sobre un caso de paperas. De golpe alguien preguntó: “¿Che, eso es un motor?” y si, era una camioneta de vialidad provincial con 2 ocupantes. Uno era el jefe de la zona con base en Las Ovejas y el otro el operario de la máquina vial. Lo trajo hasta el playón para que viera como es el camino ya que en esa semana tenía que pasarle la máquina a todo ese sector. Le preguntamos si nos podía llevar pero nos respondió que era mucha responsabilidad y que el vehículo era municipal y bla, bla. Probamos si el podía modular con alguien con el equipo de la camioneta, pero al igual que el nuestro nada sucedió. Luego de charlar unos minutos y darnos cuenta que oh casualidad el jefe de zona era primo político de Claudio (nuestro chofer) y al contarle nuestra situación nos dijo que solo podía llevar a uno de nosotros para que avisara. Decidimos que el “enviado” sería yo,  ya que era el más urgido por comunicarme con mi familia. Nos despedimos esperando vernos ese día o como mucho al otro a la mañana, o en el peor de los casos al otro día a las 16 hs. Cerca de las 19.30 partimos del playón rumbo a Villa Aguas Calientes en donde bajó el operario (dormía en un obrador) y subió otro. En todo el trayecto trató de modular con otra base que tienen en Andacollo pero en ningún momento lograba tener buena señal. Ya habíamos pasado Varvarco hacía unos cuántos km., cuando logró hablar con la base de Andacollo. Cuestión, que le pidió al operario de la base que fuera hasta la casa de no se quién (que se ve que era cerca de la base) tomara su auto y se fuera hasta lo del Claudio Herrera a avisarle que había unos andinistas que el había traído al Domuyo que querían que los fuera a buscar. Ok respondió el operario y quedó en confirmar en un rato. La verdad que a mi me siguen sorprendiendo este tipo de actitudes ya que por muchísimo menos en Bs. As. me hubieran rajado una puteada. Justo 2 o 3 km antes de llegar a las Ovejas (las Ovejas es el último lugar en donde hay señal de celular) moduló el operario diciendo que había ido hasta la casa pero que la esposa de Claudio le dijo que no estaba.

Llegamos a Las Ovejas y llamé desde mi celular a Claudio y el fenómeno dejó todo y se subió a la camioneta para venir a buscarnos. Digo dejó todo, porque ni un polar agarró y eso que sabía que no llegaríamos al playón antes de las 00 hs.

Acto seguido me dediqué a llamar a mi familia cosa que me trajo bastante calma. Siempre pongo en la balanza a la hora de ir a la montaña el mal momento que uno les hace pasar a sus seres queridos pero esta vez el hecho de tener una hija me pesó más que en otros años en los que Cande no estaba. También llamé a la esposa de Nico la cuál al escuchar mi voz (y no la de su marido) se asustó bastante. Es un hecho que por más que uno le explique 20 veces a alguien que no practica este deporte cómo es y que tan seguro uno puede moverse en la montaña, siempre los miedos generados por los medios de comunicación pueden más que la razón. Cabe aclarar que paralelo a nuestro ascenso, en los medios se mostraba como eran evacuados del Aconcagua un grupo de italianos de los cuales 2 lamentablemente fallecieron.

Mientras esperaba a Claudio, el jefe de zona me hizo pasar a las instalaciones de Vialidad y mientras tomábamos unos mates me mostró todas las máquinas, en especial su chiche nuevo. Una Deer nuevita y todavía sin despintar que me dijo que la provincia la había pagado cerca de $7.000.000. También vimos la fábrica de caños de hormigón ya que me contó que están por entubar todos los arroyos que hacen vados en la ruta hasta A. Calientes. La verdad que toda la gente muy agradable y por supuesto (el encargado) me saco carpiendo cuando le pregunté si aceptaría que le dejara algo para comprar la cena para el y los muchachos.

Claudio llegó ya pasadas las 21 hs. Partimos rumbo al playón con su lento pero muy seguro transitar y arribamos a este minutos pasadas las 00 hs. Tremenda fue la sorpresa de Nico y Ger que ya habían cenado y estaban dentro de las bolsas preparándose para contar ovejitas cuándo me escucharon gritar: “¿Alguien pidió un taxi?”

Rápidamente desarmamos campamento para llegar a Andacollo a las 3 am. Poco antes de llegar nos dimos cuenta con Claudio que en el apuro no habíamos llamamos al hotel para avisar que llegaríamos tan tarde y por consiguiente todas las puertas estaban cerradas y por mas que golpeamos muchas veces y con distintas intensidades nadie salió. Cuando estábamos a punto de resignarnos a dormir adentro del Golf, de casualidad con Germán descubrimos pegado en un vidrio de una puerta un papel que decía: “Distribuidores de no se que…..llamar al siguiente tel. celular”. Por suerte resultó ser el celular del Gordo Parra (dueño de la Hostería Andacollo) quién al rato mandó a una empleada para que nos abriera y nos diera una habitación triple. Solo Nico se bañó. Caí rendido no sin antes comerme unas galletitas con atún ya que en todo el día solo había comido unas barritas de cereal.

Dormimos poco pero muy bien.

Jueves 8

Nos levantamos a las 9, nos bañamos, desayunamos y todos arriba del auto a recorrer los km. que nos separaban de Neuquén en donde Nico tomaría su micro a Santa Fe a las 19 hs. Ger y yo hicimos noche en Cipoletti nuevamente en casa de nuestros amigos Ale y el Pala y al otro día a desandar los 1000 km. para llegar a las 22 hs. a Miramar en dónde a mi me esperaba mi familia y a Ger su colectivo hacia Bs. As.

Conclusión:

No creo que el Domuyo sea una montaña difícil en lo que a orientación respecta. Llegar al CB es sencillo y de ahí hasta los 4000 las sendas están bien marcadas. Una vez montado en el filo es difícil perderse. Si es brava en cuanto a lo climatológico. El viento y el frío (acrecentado por este mismo) pueden tornar una mañana soleada en un suplicio.

En lo personal creo que por ser la primera vez que encaramos un ascenso de esta envergadura planificando todo nosotros, fue una experiencia mas que positiva en la que sobre todo aprendimos un montón sobre la montaña y sobre nosotros mismos.

En lo grupal, la buena onda y la amistad prevaleció hasta en los momentos mas difíciles y eso hizo que en todo momento (hasta en los que alguno no se sentía del todo bien) nos cagáramos de la risa. Creo que en la montaña (como en todo) el éxito no está en la cumbre sino en el disfrute de intentar llegar a ella.

 

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