El Cachi no se portó bien

 

AUTOR: Mauricio Bianchi

LUGAR: Cachi
PROVINCIA/PAIS:
Salta, Argentina
FECHA:
Septiembre 2008

 

Estoy regresado de un estupendo viaje a Salta.
Si bien el Cachi se nos negó he estado con amigos y disfrutando montaña en todos sus aspectos.
Trataré de ser breve y conciso y luego amplio en otros correos...

Viajé a Salta el domingo 31 de agosto y llegué el lunes. En la terminal salteña me esperaban dos viejos amigos con los cuales
subimos al Pissis en el 2006 (Nicolás Pantaleón y Nicolás Yanitto) y también estaba un montañista de esos desconocidos pero... con que pergaminos!! (Matías Rangeon, 37 cumbres de más de 6000 y más de 50 cumbres de más de 5000, todo sin contar repeticiones). Los Nicos son del Club Janajman y Matías del Club de Amigos de la Aventura.

A la noche llegaron a Salta (y se alojaron al igual que yo en la casa de Panta, cuyo padre -don Enrique- es una celebridad salteña de la montaña) los tres cordobeses: Gerardo Casaldi, Gabriel Fenoglio y Emanuel Manias, todos del Club Andino Champaqui de San Francisco, Córdoba (los dos primeros participantes de interesantes ascensiones y expediciones, como las del 2002 y 2005 al Ojos por el lado argentino, con otros amigos como nuestro ex-andinauta Adrian Gandino).

Es necesario que les cuente lo deliciosa que fue la charla montañera entre mates, picadita, vino de damajuana, etc. de ese lunes a la noche en lo del Nico?

Tempranito el martes (el bondi salia a las 7 hs.) nos fuimos a la terminal y allí se no sumo la Mica -novia de Panta- así que los ocho partimos hacia Cachi donde llegamos pasadas las 12 hs. y, luego de conseguir una camioneta (la apalabrada nos dejó a pata) llegamos a "El Algarrobal" donde nos esperaba una celebridad de la zona: el vaqueano -nyc- de la zona Walter "Patacon" Tolaba que, con sus 35 pirulos, tiene ya 10 ascensos al Cachi y, creo, debe ser el que más veces lo subió. Patacón nos proveyó de dos mulas para aliviarnos la caminata.

Partimos ese día y caminamos hasta las 20 hs. cuando, ya oscurecido, acampamos en una vega que él llama "barro negro". Allí montamos las tres carpas (yo compartí la mia con ese personaje que es Matías) y el  viento que sopló toda la noche hizo ya presagiar que "la invernal" no venía tan dulce.

Al día siguiente debíamos llegar hasta "el rincón de las minas" pero luego de caminar unas 7 hs. decidimos quedarnos en el último puesto abandonado llamado "Puesto La Hoyada" o "Lo de Fabián" y allí, el viento que sopló todo el día y cada vez más fuerte, no nos permitio armar las carpas bajo amenzada de hacerlas flecos. Al reparo de las bajas paredes de piedras y en una habitación sin techo algunos (sólo entraban tres) todos vivaqueamos en una noche que, además de larga (teníamos 12 hs de oscuridad) debe ser en la que más tierra mastique en mi vida y los ojos se llenaban de arenilla permanentemente.

Al despertar Emanuel dijo "fue la peor noche de mi vida"... en realidad quizás no fue para tanto, inclusive la altura (estabamos a 4.370 mts., igual que en Plaza de Mulas) no afectó en importancia a nadie.

Hacia el mediodía definitivamente decidimos que volvíamos, el viento no amainaba y comenzaron a aparecer nubes. El descenso (ya era el jueves) nos llevó unas ocho horas y media y llegamos con la última luz nuevamente al algarrobal con trayectos donde las nubes nos  atravesaban pero, por suerte, no tuvimos lluvia ni nevizca. El Cachi  se tapó y reafirmó lo correcta de la decisión de regresar, así, entre jirones de nubes, se lo vio también al día siguiente y luego supimos que el sábado nevó en sus alturas.

El Nevado del Cachi había decidido que "esta vez no".

El viernes fue oportuno para visitar el Museo Arqueológico de Cachi en compania de un arqueologo (Jorge) y una arqueologa (Luciana) amigos de Nico Panta y disfrutar de ese bello pueblo.

La vuelta por la tarde nos regaló una gran nube instalada en la cuesta del obispo que congelaba toda la vegetación permitiendo unas increíbles fotografías.

El sábado en Salta fue de "shopping" en una feria donde conseguimos ropa de montaña por por precios increíbles (aunque no lo crean, una camperita finita, de puro gore-tex, sin uso, por $ 35 y pantalones casi a estrenar North Face por $ 40 así como chaleco polar Patagonia por $ 30).

Por la noche, dado que mis nuevos amigos cordobeses habían estado con ellos en la montaña, fuimos a cenar con dos salteños destacadísimos: Emilio Gonzalez Turu y Christian Vitry.

Si bien los conocía a los dos, y con Christian habíamos intercambiado mails durante años, era la primera vez que teníamos largo rato para conversar. Se imaginarán que entre mi pasión montañística y mi vocación periodística no me quedó tema por conversar con ambos, especialmente con Vitry. Pero eso lo cuento en otro momento.

Christian estaba llendo este fin de semana al Llullaillaco para buscar elementos de medición atmosférica que dejaron para reproducir las condiciones de la altura en le Museo de Salta donde están las momias que, de yapa les cuento, lo conocí en octubre del año pasado cuando estaba expuesta "la doncella" y a hora tuve tanta suerte que fuimos justo cuando hacia una semana que estaban exponiendo a "el niño"... realmente afortunadísimo lo mio.

El sábado por la noche, cuando uno de los cordobeses se tomó el bondi en la terminal (se volvió antes por un compromiso familiar) pareció a propósito pero en la terminal nos econtramos otro viejo amigo y gran montañista... el mendocino (ahora salteño) Fernando Santamaría. Fue gracioso pero en ese momento estabamos Vitry, Gonzalez Turu, Santamaría, Casaldi, Pantaleón, Manías y yo en medio de la terminal apasionados charlando de montaña... creo que en un rato viajamos por
toda la cordillera!!.

El domingo fue la frutilla del postre, luego de la "salida del sábado" (que siguió en un debido boliche de regee donde toca el
hermano de Gonzalez Turu) partimos tarde y me enganché con los cordobeses que, ante la ida de uno, me ofrecieron "dejarme en Córdoba" para que tome allí el bondi.

Nuestro regreso fue por Cafayate, el agra del infiernillo, tafí del valle, etc. y toda esa maravillosa geografía norteña.

El lunes por la noche llegué a mi casa feliz de, a pesar de no haber hollado otra cumbre de 6000 (sigo con mis 4 de más de 6500) haber disfrutado paisajes espectaculares, vivenciado la presencia de las culturas ancestrales, compartido con amigos que disfrutan el mismo placer por esos entornos y proyectado muchas cosas más que interesantes para el futuro inmediato.

Saludos
Mauricio