En el Lago Titikaka, en la Bahía de Puno, un pueblo de
navegantes sobrevive a los embates de la (pos?)modernidad y
preserva -como puede- su modo de vida.
Se trata de los Uros, habitantes de las islas flotantes
construidas sobre raíces de totora, ancladas en el fondo del
lago, y recubiertas con capas y más capas de este junco que
constituye no tan sólo los cimientos de sus casas sino
tambien el material para sus embarcaciones, alimento básico
de su dieta, la mampostería de sus viviendas y la materia
prima para sus artesanías.
Los Uros son, además, el principal motivo de la llegada de
turistas a Puno. Cada mañana, uno tras otro parten los
barcos del Puerto, visitando la colorida y extraña geografía
de las islas flotantes.
Pero sin embargo, los habitantes de las islas, lejos de
poder sobrevivir gracias al turismo, tienen que pagar a los
Guías de Puno para que las lanchas pasen por sus islas, o
"contribuir" con 4 de los 5 soles que los turistas pagan por
dar un paseo en una balsa de totora.
Algunos de los jóvenes de las islas, lejos de resignarse a
la explotación que les propone el sistema turístico, se
estan organizando: comenzaron a construir un Museo de los
Uros, ya reciben gente para alojarse en sus islas y se
preparan para mejorar los servicios y poder vivir de lo que
sólo ellos producen: un estilo de vida único en el mundo.
Junto a Ruiy, Juan del Puerto y sus familias, pudimos espiar
de cerca esta batalla contra el olvido y la desaparición de
una cultura.
Para contactarse con Ruiy y su familia,
quienes ofrecen servicio de alojamiento en la Isla, comidas,
artesanías, paseos en balsa y mucha calidez:
o al celular 9717269 (Puno)