Selernauta 2005

 

 

AUTOR: Alfredo Gambier

LUGAR: Valle de las lagrimas, Avión de los Uruguayos
PROVINCIA/PAIS:
Mendoza
, Argentina

FECHA: Abril 2005

 

Accidente: 13 de octubre de 1972.

Idea de este viaje: Javier Bosch en el año 2001

Integrantes: Conrado Verbeck, Vicky Etchart, Mauro Lucarelli, Patricio Díaz Rosas, Mauricio Bianchi, Juan Ignacio Tramezzani, Gabriel Cabrera, Gustavo Ferri, Marcelo Lisnovsky, Juan Pablo Orlandi, Jose Luis Ortiz, Alfredo Gambier

Cartografía: Desde Puesto Soler, una avanzada de la Gendarmería Nacional, hoy sin dotación de personal, hasta la cruz puesta por los sobrevivientes como recordatorio de sus compañeros muertos en el accidente, la cartografía argentina es insuficiente. En efecto, la carta 3569-13 “Risco Plateado”, se borra poco después del río Rosado. Por eso para esta expedición utilizamos una imagen satelital obtenida por la NASA, de esas que circulan en dos CDs y se ven con el programa Mr. Sid. Esta imagen, georreferenciada con OziExplorer, nos permitió contar con impresiones en escala 1:100.000. El mismo sistema utilizamos para la parte chilena, pese a que la zona esta bien representada en la carta “Termas del Flaco”, que no alcanzamos a conseguir.

La fecha elegida fue fines de marzo, que este año coincidió con Semana Santa, entre otras razones porque así podríamos contar con la valiosa participación de Gabriel Cabrera, luego de finalizada su temporada en el Aconcagua.

Si bien estaba previsto que los dos primeros días de la expedición fueran a caballo, parece que este año los arrieros de la zona decidieron que llegaba el invierno y se retiraron anticipadamente de sus puestos de veranada. A esta conclusión debimos llegar sin la menor explicación del Sr. Barrios, a quién habíamos contratado la expedición, -de palabra-, quien demostró no solo no tener palabra sino tampoco cara, ya que procedió a desaparecer, descolgando el teléfono de su casa.

Ello nos obligó a realizar todo el viaje a pie, vadeando los ríos Atuel, Rosado, Barroso y de las Lágrimas, tanto a la ida como a la vuelta.

Día 0, desde Hostería el Sosneado hasta Puesto Soler.

Luego de acordarnos de los ancestros cercanos del Sr. Barrios durante un largo rato, partimos en una Nissan Patrol y el auto de Conrado hacia puesto Soler. Al llegar al puesto del Sr. Araya, donde terminamos de asumir la realidad de que no tendríamos ni un caballito, le encargamos dos chivos. Como era Viernes Santo, los gauchos no querían pecar matándolos, por lo que debió hacerlo un verdadero hombre de campo, andinauta de la mesopotamia argentina cuyo nombre mantengo en reserva para no herir susceptibilidades. Los chivos fueron asados por otro verdadero hombre de campo de La Pampa, quien con manos maestras e improvisadas leñas y asador, se las arregló para que esa humilde carne se convirtiera en un verdadero manjar. No faltó vino, aunque su calidad dejó un poco que desear. Mientras se hacía el asado, con JL exploramos una nueva ruta normal al Cerro Sosneado, la cual finalmente descartamos por anormal.

Día 1, De Puesto Soler hasta Campamento post río Barroso.

Luego de una noche de vivac, a las nueve de la mañana y acompañados por el Sr. Araya, quien consumió los últimos restos de vergüenza al señalarnos el lugar mas conveniente para el vadeo y nos cruzó algunas mochilas. El vadeo está en un pedregal de aproximadamente tres kilómetros de diámetro donde confluyen el río de las Lagrimas y el Atuel. Calzoncillos de variados colores lucieron los andinautas, algunos calzados con ojotas, zapatillas o nada. Durante el transcurso de esta etapa, lamentamos los regresos de Vicky y Conrado quienes esperaban hacer el recorrido a caballo.

Día 2, De río Rosado hasta  Lagunas.

Luego de una mañana de fiaca y truco, esperando la llegada de Mauricio que había acompañado a Vicky llegamos hasta un bonito lugar de lagunas, lleno de yaretas y dolinas, donde el transparente agua duplicaba bellamente el paisaje. Un verdadero día de descanso.

Día 3, De Lagunas hasta Campiedra.

Al llegar al río de las Lagrimas, ya cerca de su nacimiento, decidimos abandonar la senda de los caballos, para disfrutar de un maravilloso acarreo por la margen izquierda, donde pudimos degustar cantos rodados y pedruscos de diversos diámetros. No juntamos agua en el camino, esperando las corrientes supraglaciarias que nos abastecerían del vital elemento. Llegados al lugar del campamento cuando el aire comenzaba a perder temperatura aceleradamente (3415 msnm), tres grupos se formaron rápidamente, los entusiastas que bajaron media hora y subieron cuarenta y cinco minutos para buscar el agua saborizada del glaciar, Gabriel y Mauricio que exploraron el camino del día siguiente y los armadores de carpas, a los que me sume por descarte. Ese día decidimos no intentar el paso a Chile, ya que la dificultad del terreno lo tornaba sumamente peligroso por la falta de equipo técnico en gran parte de los expedicionarios.

Día 4, de Campiedra hasta la Cruz.

No muy temprano partimos hacia la Cruz, realizando un camino que nos permitió seguir disfrutando de acarreos inestables de tipos varios, en principio hacia el costado y luego hacia arriba. Luego de un almuerzo tranquilo en el final del acarreo, cruzamos el glaciar de las lágrimas, donde al final pudimos comprobar que gran cantidad de restos del avión que el glaciar se había tragado luego del accidente, habían aflorado exhibiendo un panorama bastante sobrecogedor debido a la fuerza con que reaparecía la dura realidad del accidente. Luego pudimos observar calladamente la cruz, con las placas dejadas por familiares y amigos de sobrevivientes y de quienes debieron quedarse en la montaña para siempre.

Día 5, Ascensión al filo de Mauro, Mauricio, Juan Pablo y Gabriel.

A las tres de la mañana sonó el despertador y Juan Pablo, único integrante del OGO3, que participaría en la avanzada andinauta, saltó de la cama, juntó sus petates y partió hacia el intento máximo de la expedición. Algún tiempo después, a una hora que no trascendió, los cuatro mosqueteros partieron hacia el filo. Luego de las nueve de la mañana, comenzamos a observarlos mientras subían como hormiguitas sobre un filo que resulto hacer honor a su nombre, al acercarse amenazadoramente en algún momento a las sagradas y oblongas partes de los escaladores. La cumbre de ese  filo sita a 4210 msnm, no coincidía con el filo de la cordillera, que estaría unos 200 metros mas alta según las estimaciones de los adelantados. Quedó en el misterio la vista del otro lado, que nos motiva para buscar nuevas alternativas para develar las características de la bajada hasta el glaciar Universidad y el recorrido hasta los Maitenes y la confluencia del río Azufre con el Tinguiririca.

Día 6, de la Cruz hasta Campamento post río Rosado.

Con gran energía salimos ese día, acariciando la idea de llegar hasta puesto Soler y lograr un rescate nocturno que nos transportara mágicamente hasta las pizzas y cervezas de San Rafael. Esa mañana refiriéndome a mis botas le pedí a Juan Pablo que me pasara las chinelas, en un fallido que anunciaba el próximo regreso a la civilización. Prudentemente, a las seis de la tarde acampamos luego de vadear el río rosado. Allí llamamos por teléfono satelital al amabilísimo Sr. Lucero, que al día siguiente nos esperaría en puesto Soler para llevarnos hasta San Rafael.

Día 6, del río Rosado hasta Puesto Soler.

Una caminata tranquila y sin mayores alternativas, mas que un arreo que intentó Gabriel con un toro renegado.

Vadeamos sin sufrir demasiado el Atuel y por la tarde disfrutamos de los mejores lomitos y cervezas de nuestra existencia en un humilde boliche de la terminal de omnibuses.

 

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